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26 ene 2013

Primera menstruación de 2013

Son muchas las ocasiones en las que necesitamos periodos de descanso, en el inverno todo el universo conspira para los tengamos, ya sea por el frío, la lluvia, algún catarro... Si a esto le añadimos la fase menstrual de nuestro ciclo pues la necesidad de parar por completo pasa a ser una prioridad.

Obra de Menstrala - Vanessa Tiegs
Ahora mismo, estoy en la fase menstrual, recién salida de dos procesos casi consecutivos de gripe. Mi cuerpo me había pedido a gritos que lo escuchara, así que comencé mi fase menstrual muy atenta a sus palabras. Empecé a tener contracciones fuertes que me provocaban dolor, cuando pasaron como 15 minutos decidí respirar con mi útero, acompañarlo en cada contracción. Entonces el dolor comenzó a disminuír y decidí apoyar el proceso con un orgasmo, así que me masturbé y mi útero se quedó relajado y activado al mismo tiempo. A partir de este momento, no hubo ninguna sola molestia.

Como casi siempre decidí no utilizar la copa menstrual en las primeras horas, ya que es muy gustoso sentir como la sangre se escurre por mi vagina, empapa mis labios y mi periné, llegando incluso a resbalar por mis piernas.

Pasadas unas horas decidí ponerme la copa para poder aprovechar la sangre. Cuando saqué la copa me encontré con una sangre oscura, espesa, con bastantes coágulos, así que lo que primero hice fue meter los dedos para jugar con ellos, tocarlos, olerlos... en definitiva experimentar con una parte de mí. Las siguientes copas ya fueron menos espesas e hice lo habitual, diluírlas en agua para regar las plantas, que buena falta les hacía, ya que la menstruación anterior no la había pasado en casa. También aproveché que me iba a duchar para mezclar un poco de la sangre con jabón y utilizarlo de acondicionador.

Hasta aquí traté de expresar lo que sucedía a un nivel más físico, lo que es complicado, ya que por suerte todo está unido. Pretendo ahora hablar de las emociones que rodearon los procesos anteriores.
En el momento en el que sentí dolor por las contracciones, se apoderó de mí un viejo sentimiento, la menstruación duele, por unos minutos pensé que era así, que iba a ser una menstruación dolorosa. Entonces compartí la visión con mi compañero e al verbalizarla fui consciente de que estaba dejando al cuerpo del dolor tomar el control. Comencé entonces a respirar con mi útero, que respondió agradecido a mi presencia y lloré, lloré a mares, ya que mi útero solamente quería ser escuchado, en cuanto fue escuchado y acompañado, todo estuvo ben. Una paz inmensa recorrió mi cuerpo.
Con la paz y la presencia, masturbarme y tener un orgasmo fue muy fácil, placentero y satisfactorio. Justo después de correrme, sentí como un líquido aún más caliente salía con mucha fuerza hacia fuera. E me sentí feliz y dichosa de estar en contacto con mis fluídos, de sentirlos, de escucharlos, de disfrutarlos... Seguía con la mano en la vulva, así que aproveché para recoger un poco de sangre con mis manos, la olí y me emborraché con su olor. Me trasladó a mi centro, a mi lugar sagrado, me llevó a mí a dentro de mí, y también a fuera, a contener y a ser contenida... a ser una y toda, toda y una.
Dejar fluír la sangre, jugar con ella, usarla para regar las plantas, la piel, el pelo... seguieron y siguen, conectándome conmigo misma y con todas las mujeres.

Para finalizar quiero hablar de algo que me acompañó en este comienzo de ciclo menstrual. Después de ducharme junto con mi compañero, nos acostamos en la cama a esperar a que secase el suelo y él me colocó un cojín con forma de corazón en el útero y me dijo, para proteger el útero. Yo me quedé maravillada y le pregunté que le había llevado a hacerlo, y no hubo un motivo, fue algo instintivo. Cuento esto para deciros, que cuando nos permitimos ser, permitimos que los demás sean. Si dejamos fluír, todo fluirá a nuestro alredor. Y también, que los homes necesitan saber para poder actuar conscientes y desde el corazón.

Disfrutad de vosotras como mujeres y como hombres y compartid vuestras experiencias, solamente así podremos ser en plenitud.

Abrazos rojos, cálidos y húmedos.

Día 4: fase menstrual