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5 nov 2013

Vivencias del puerperio de un aborto


Buenas!

 Removida por una compañera que está viviendo un aborto espontáneo, revivo los momentos de mi último aborto, hace cuatro meses. Mientras escribo las lágrimas inundan mi cara, escribiendo libero muchas emociones. Estoy feliz por poder compartir con vosotros mi experiencia, y lo que me dio el impulso de escribir fue una frase que leí en el facebook "la felicidad no es un sentimiento, es una decisión". Cuando la leí, recapacité y me di cuenta de que es una verdad para mí en estos momentos. Me sorprendí mucho de que fuese así y comencé a pensar que había sido lo que había llevado a opinar así. Sin duda, fue el último aborto espontáneo que viví, en el que dejé que la pena me penetrara hasta lo más hondo de mi ser, viví la frustración de la manera que supe hacerlo, me evadí tomando un par de copas en algunas fiestas del pueblo y bailando casi hasta la salida del sol. Lloré en el mar, en el sol, en el río, en las piedras, en los árboles, en el viento, en la piel, en el vientre. Acompañé la partida de mi hijo durante 40 días. Odié mi cuerpo, maldecí mi situación física actual, me culpabilicé por no ser capaz de conservar la vida desde un punto de vista fisiológico. Apagué al luz de mi deseo de ser madre y lloré aún más. De quejé de lo sucedido y de todas las circunstancias. Al mismo tiempo agradecí todo lo vivido en todo el proceso. Cuidé mi cuerpo, le di su espacio, le permití ser en toda su plenitud. Sané al recoger a mi hijo dentro de su saco cuando lo parí, en mi casa, en mi baño, después de llegar a casa y estar con los míos. Disfruté de cada sesión de cuidado gatuno. Me alegré cuando iba despidiendo a mi pequeño, obtuve mucha paz mientras lo acompañaba en su partida. Viví la satisfacción de parir a mi hijo, de poder tocarlo. Gocé del parto, con mi útero en toda su plenitud, viví como respondía a cada estímulo hormonal. Me conocí íntimamente, miré al infinito de mi ser.

Todo ésto fue posible gracias a estar sumergida en la felicidad, entonces la felicidad pasó a ser una decisión.

Gracias a todos los seres que estuvieron conmigo en el camino, de manera directa o indirecta, gracias por estar aquí.

Buena vida!

Día 17: fase ovulatoria