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4 abr 2014

Mi masturbación

gracias a mi amigo andrés por la foto

Hoy me tocó noche sin dormir y cuando una no duerme, pues aprovecha para conocerse un poco más y leer en profundidad artículos que se quedaron pendientes de leer realizando un viaje introspectivo. El artículo sale en el libro "Cartas desde mi propio cuarto, colección 2013" de Camino Rubí, y habla sobre la menstruación femenina. Animándonos a escribir sobre ella, a sacarla a la luz, y no sobre ella en general, más bien sobre la de cada una de nosotras. Así que aquí estoy haciendo los deberes para conmigo misma, que da mucho gustito.

Lo primero que me aperece contar es que me masturbo desde que tengo uso de razón y que la mayoría de las veces era algo a escondidas. De siempre tuve juegos sexuales conmigo misma, con mis muñecos, con lápices, con almohadas, con las mismas bragas... las posibilidades son infinitas. A mí lo único que no me gustaba era hacerlo delante de los adultos, a riesgo de dañar conciencias diré que ahora que se que sufrí abusos en la infancia por parte de adultos puedo comprenderme mejor con respecto al sexo. Por el contrario era capz de hacerlo delante de cualquier amiga o amigo, y participar en encuentros (llamados juegos) secxuales en parejas, tríos, cuartetos o lo que se prestase. Tanto se prestó la historia que en una ocasión yo me masturbé delante de un grupo de chicos y chicas, ayudada de un muñeco. Alguien avisó a un adulto y a mí nunca jamás se me ocurrió masturbame en público de nuevo, y también decidí masturbarme poco con amigas y conmigo misma. La represión y la burla que rodea la masturbación femenina resulta muy cruel cuando eres una niña.

Cuando llegué a la adolescencia, que para mi fue pronto, ya que menstrué muy joven (11 años) y estaba activa sexualmente-hormonalmente desde entonces, comencé a tocarme delante de otros y a querer tocas a otros, total que decidí hacerlo y no fue bien visto. Así que otra vez me quedó claro que masturbarse no era posible, ni estaba bien visto, ni con amigos, ni con amigas, ni en la intimidad. Tampoco hablar de lo que pasaba o de lo que había pasado durante años, era como si todas y todos, ahora de adultos, tuviéramos que ser de otra manera. Adiós a la naturalidad, a la espontaneidad, a vivirnos, a disfrutarnos sin complejos, y también adiós a hablar de lo que sentíamos. Comienza aquí la auténtica represión del ser y sobre todo, del ser mujer. Las que aún queríamos hablar de la masturbación, nos acercamos más a los hombres, ya que ellos sí que tenían permitido hablar de la masturbación, del sexo y de todo lo relacionado. Total, que acabé con novio muy pronto y uno de mis principales motivos era que quería tener sexo, con el, conmigo y con todo.

A partir de este momento mi vida sexual se murió un poco más y participé del rol de mujer que complace al hombre, atrás quedó mi propio placer cuando se juntó con el amor de pareja. En mí se liaron todos los términos, bueno, yo lié todos los términos, y terminé por aborrecer la masturbación, sólo cabía la posibilidad de disfrutar teniendo sexo con mi pareja, hombre además. El resultado fue que no disfrutaba todo lo que me apetecía, que mi sed sexual no se saciaba y entonces comencé a disfrutar con mi mente, con mis fantasías, lo cual creo que fue peor, ya que al no darle salida a través del cuerpo, formaron una maraña muy grande que aún estoy desenredando. Durante muchos años, con diferentes parejas o compañeros sexuales seguí negándome a la masturbación. Fue necesario quedarme completamente sola, cambiar de ciudad, cambiar de vida... para reconectarme con tan inmenso placer y vivirme de nuevo.

A todo ésto, yo ya tenía 26 años, y me había perdido mucho, mucho de mí a través de mi sexo, y del sexo conmigo. Como nunca es tarde, recuperé el tiempo perdido, me masturbé mucho sola, lo hice con más gente y para más gente, dándome igual como y donde hacerlo. Lo mejor de todo, fue que perdí el asco y el miedo a la masturbación, y también la culpa fue desapareciendo con la práctica. Y cambiando ésto, cambió toda mi vida, sexual y en general. Descubrí todas mis facetas sexuales y les di salida a casi todas. Una de las que más me costó dejar salir fue mi amor por los pechos, lo que me excitan los pechos es algo fuera de serie, Y otra que saqué a relucir es que me gusta marturbarme mucho y marturbar a otros, tanto mujeres como hombres. No así que me masturben y ya no me culpo, ni peno por ello.

Depués de hablar de todas las tribulaciones que rodean mi mastrubación, comento que mi manera de hacelro varía según la fase menstrual en la que me encuentre. Por ejemplo, uno o dos días antes de menstruar me doy placer con el simple roce de una sábana, no necesito mucho más, ni físico, ni imaginario. En otros momentos, como cuando ovulo, me gusta más prepararme para el acto, con música, imágenes, juguetes... y extender el placer hasta el infinito. Independientemene de la fase en la que esté, aprovecho cuando estoy en la ducha para eyacular, ya que si no hay agua, me cuesta hacerlo.

Ahora comento que mis experiencias, seguro que son compartidas por muchas de vosotras, así que os animo a que las conteis, si no quereis hacerlo en un blog, hacedlo con vuestras mujeres. Hablar de masturbación femenina es necesario, nos lo debemos después de tantos años de represión.

Día 3 de mi ciclo: fase menstrual

   

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