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12 sept 2012

Experiencia vital: la fibromialgia


Hola :)

Hace unos minutos me encontré con una petición de ayuda, una mujer solicita firmas para el reconocimiento de la fibromialgia como enfermedad incapacitante. Así que yo, como mujer que según la medicina occidental padecía fibromialgia, quisiera hablar de mi experiencia.

Hace cinco años dejé mi trabajo en una clínica de fisioterapia para intentar librarme del cansancio que creía que era debido a trabajar en este lugar, en el que me había implicado demasiado. Cuando pedí recuperar mi tiempo, mi espacio, mi vida... hubo muchos problemas, así que me marché y decidí ser autónoma. Trabajaba menos horas, en el horario que yo quería... y aún así, seguía con cansancio. Comenzaron entonces a venir los dolores continuos, ya que había dejado de utilizar a diario anti-inflamatorios sin guantes, y por lo tanto podía sentir lo que estaba oculto. Llegué a mi tope cuando dejé de sentir las piernas o los brazos mientras trabajaba. Me hicieron muchas pruebas y al llorar en una de las consultas, me mandaron al psiquiatra, que me envió además al psicólogo... Y aquí comenzó verdaderamente mi calvario, me dieron tratamiento para diversas patologías mentales y después comenzaron con tratamiento del dolor físico al determinar que padecía fibromialgia. Pasaba el tiempo y yo cada día estaba peor, había perdido totalmente las ganas de vivir, había perdido mi vida.

En el 2010 me pasaba los días yendo del sofá a la cama, de la cama al sofá, teniendo días en los que casi ni podía ir de un sitio al otro. En el verano de ese mismo año me di cuenta de que estaba olvidando tomar las pastillas con frecuencia, así que decidí ir dejando de tomarlas y entonces comencé a mirar una pequeña luz que iluminaba mi camino. El proceso fue lento, y la clave fue dejar de pensar que estaba enferma. Además, tuve personas a mi lado que se compadecían de mí, otras que tiraban de mí, y otras que solamente estaban aquí, estas últimas fueron las que sin pretenderlo, más me ayudaron. Lo único que me decían con sonidos, con la mirada, con gestos... con su presencia... era que vivir era posible, que tener ganas de vivir era posible.

Bienvenida a casa, por Caroline de Vanssay
Ahora mismo, sigo con secuelas de la situación vivida, sobre todo en mi cuerpo físico, que fue el que más sufrió con tanta medicación. Mi mente se fue recuperando al ir dejando tanta medicación, comencé a poder pensar de nuevo, a acordarme de las cosas, a tener capacidades mentales de nuevo... Mis emociones cambiaron mucho, recuperé mi poder personal, mi energía vital, la sonrisa de cada célula... Mi cuerpo físico se libró del dolor permanente, y ahora disfruto las caricias, los besos, la brisa...

Como ya dije para mí la clave fue dejar de pensar que estaba enferma, y cuando estuve algo mejor, comenzar a trabajar para mi sanación global, con homeopatía, aceites medicinales, alimentación energética... Entonces me di cuenta de que la fibromialgia tenía mucho que ver (por lo menos para mí) con ceder nuestro poder a las demás, y por lo tanto consumir nuestras reservas energéticas para poder sobrevivir ante la pérdida constante de energía personal. Hasta que ésta reserva de energía ancestral se agota y entonces el universo nos regala una enfermedad completamente incapacitante, para que paremos, y pasemos a ser el centro de nuestra vida. Vida que es un intercambio, es dar y recibir, y no me refiero a recibir de otras, que también, me refiero a recibir de nosotras mismas... a cuidarnos, a mimarmos, a aceptarnos, a amarnos... ya que, somos nuestro mejor presente.

Todo esto me llevó a mirar mi esencia, a descubrirme a mi misma, a seguir el camino del corazón que late en cada una de nosotras esperando a ser escuchado.

Aho!

Felices lunas y soles.

Encarna Llor

Día 11: fase preovulatoria

Tomando la idea del blog de la página "El camino rubí", de Erika Irusta,
decidí a parir de hoy compartir con vosotras el momento de mi ciclo menstrual.

    

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